La Universidad de Haifa, ubicada en el norte de Israel, canceló la proyección del documental No Other Land, que se iba a realizar el lunes 7 de abril. La película, que ganó recientemente el Premio Óscar al Mejor Documental, aborda la ocupación israelí en Cisjordania, un tema altamente polémico y crítico en la sociedad israelí. La decisión de la universidad ha generado gran controversia, especialmente después de las presiones ejercidas por diversos sectores políticos y sociales en el país.
No Other Land es un documental que captura durante cinco años las vidas de los palestinos que viven en Masafer Yatta, una zona en el sur de Cisjordania. A través de las cámaras del director Hamdan Ballal, se muestran las consecuencias de la ocupación israelí, incluyendo la destrucción de viviendas, escuelas y otras infraestructuras esenciales por parte del Ejército de Israel. Las filmaciones también documentan las dificultades diarias que enfrentan los residentes palestinos en la región, quienes se encuentran bajo constante amenaza de desalojo y desplazamiento forzoso.
El anuncio sobre la suspensión de la exhibición del documental fue realizado por Alon Lee Green, quien es cofundador de la ONG pacifista israelí Standing Together, en la plataforma social X. Según Green, la Universidad de Haifa comunicó que la suspensión se debió a la espera de la autorización del Consejo de Revisión Cinematográfica de Israel, un organismo oficial bajo el Ministerio de Cultura y Deporte. A pesar de que este tipo de autorización es requerida para exhibiciones con fines comerciales, las autoridades de la universidad señalaron que la proyección se planeó como una actividad educativa, lo que agregó complejidad a la situación.
La cinta ha sido objeto de controversia desde su reconocimiento en los premios Oscar, y diversos grupos conservadores en Israel, incluidos colectivos sionistas y autoridades gubernamentales, han expresado críticas sobre su contenido. El ministro de Cultura de Israel, Miki Zohar, ha pedido a las salas de cine y entidades culturales del país que se abstengan de proyectar la película, acusándola de «beneficiar a los adversarios del Estado». Zohar ha jugado un papel crucial en las presiones para impedir la promoción de este tipo de material, tildándolo de «propaganda antisemita» y «perjudicial para la imagen de Israel».
Entre las asociaciones que se han manifestado en contra de la exhibición del documental están grupos como Im Tirtzu y B’Tsalmo, que califican la película como «propaganda extrema» contraria al Estado de Israel. Estas asociaciones sostienen que No Other Land muestra una visión parcial y única de la situación en Cisjordania, sin proporcionar la perspectiva de la seguridad nacional de Israel.
Por otro lado, quienes apoyan el documental defienden su valor como una importante pieza de denuncia sobre los abusos que sufren los palestinos bajo la ocupación. No Other Land es considerado por muchos como un testimonio vital de la lucha de los palestinos por sus derechos y su tierra, mostrando las tragedias humanas que acompañan la ocupación y el conflicto.
El acto de la Universidad de Haifa de cancelar la exhibición ha sido interpretado como un ejemplo evidente del aumento de la censura en el territorio, especialmente en relación con la libertad de expresión sobre asuntos delicados como el conflicto entre Israel y Palestina. La universidad, reconocida por su diversidad y significativa comunidad árabe-israelí, ha argumentado que está aguardando un análisis oficial para determinar si el evento educativo necesita un permiso especial. Sin embargo, para muchos, esta acción se ve como un esfuerzo por esquivar el malestar político y social que genera la presentación de un documental tan polémico.
Por otro lado, colectivos en defensa de los derechos humanos y agrupaciones pacifistas han expresado su pesar por la anulación de la exhibición, señalando que significa un retroceso en la independencia académica y en la facultad de las entidades israelíes para discutir de forma transparente y sincera sobre su conflicto interno con los palestinos.
La controversia en torno a No Other Land sigue siendo un reflejo de la polarización en Israel sobre cómo se debe abordar la narrativa del conflicto israelí-palestino y la ocupación. Los próximos días y semanas podrían ser decisivos para determinar si el documental será proyectado en otros espacios o si las presiones políticas prevalecerán, limitando la posibilidad de un debate libre y abierto sobre estos temas tan sensibles.